La Imprudent y Joan Perucho: el porqué de este vino y su relación con el escritor

“Es begueren grans bocois de vi negre, finíssim al paladar, i es menjaren uns cocs amb cireres, amarats, sucosos, d’una gran força evocadora”.
Joan Perucho – Les històries naturals: una parodia muy divertida de las novelas de vampiros, publicada en catalán en 1960 y que se ha traducido al castellano, inglés, francés, alemán, italiano, húngaro y el chino.

 

Joan Perucho aterrizó en Gandesa la primavera del año 55. Era juez de oficio y siempre pedía destinos donde no hubiera mucho volumen de trabajo, así tenía tiempo de disfrutar de la vida y sobre todo de la comida y bebida, dos aficiones de vital importancia para él.

En la capital de la Terra Alta estaría más de 20 años, tiempo suficiente para descubrir las costumbres y los secretos culinarios más encantadores de nuestra región. Tanto fue así que en 1971 publicaría un libro de cocina con su amigo Nestor Lujan, El libro de la cocina española, que fue traducido incluso al japonés. Éste sería uno de los primeros libros de gastronomía publicados en España.

Perucho, además de escritor y poeta fue un “bon vivant”, se emocionaba averiguando cuáles eran las cocinas más auténticas que le rodeaban y cuándo quería ganarse la simpatía de alguien sería una buena comida su aliada más fiel.

Déjadme que os cuente una anécdota; corrían los años 60 y Perucho tenía que ir a Francia a visitar a Pablo Picasso, años atrás, el pintor había vivido en Horta de Sant Joan, en la misma comarca donde residía Perucho. El escritor era amante de la cocina de la Fonda Alcalá en la comarca vecina del Matarraña. En la fonda, se hacían unas perdices para chuparse los dedos y Perucho pidió que se las cocinaran y las pusieran dentro de un bote en conserva para llevarselas a Francia. Cuando Picasso las probó, le transportaron a su juventud a Horta.

¡Ya sabéis que los aromas y sabores tienen la capacidad de hacernos volar a los rincones más escondidos de nuestra memoria!

Enlazando con esta historia quería contaros cómo nace el nombre de nuestro vino blanco 100% garnacha La Imprudent. Hace un par de años, sin contar los dos de la pandemia que son irrelevantes, tuve la suerte de asistir a la presentación de una guía de naturaleza en el Parc Natural del Montseny, en concreto en el Brull, municipio en el que vivo.

Allí conocí al escritor de la guía, Julià Guillamón. Coincidencias de la vida, Julià, debía ser el comisario del año Perucho y rápidamente nos emocionamos pensando que a alguien tan vinculado a la gastronomía y al vino, quizá le hubiera gustado que le hiciéramos un vino.

Unos meses más tarde, Julià me envió un cuento que proponía como apócrifo del volumen de Joan Perucho Botànica oculta. El cuento en cuestión llevaba como título La Imprudent, uno de los cuentos de los tres que forman el pequeño libro Vi i benzina. La fábula explica cómo, en una carrera automovilística, uno de los pilotos sale del camino y se enreda con la Imprudent, una maleza que vive entre cepas de garnacha.

Y dice así; "Lo que no se ha sabido hasta hace muy poco es que el retraso de Nuvolari en el circuito de Vilafranca fue debido a la Imprudent, una planta que vive en los viñedos del Penedès y que es parásita de las cepas de garnacha".

Se explica en el cuento que “En el último momento la Imprudente se levanta y vuelve corriendo hacia los viñedos”. Como una maleza, puñetera y arraigada, sentimos la necesidad de volver a la tierra que nos ha visto nacer. El sentido de pertenecer y de ser de ese rincón de mundo que nos llama con fuerza, instintivamente, en el último momento.